Soy Estrella Rebordelo

A los 9 años me regalaron un diario. Por aquélla época ya me tomaba las cosas muy en serio y no pude evitar sentirme comprometida con escribir todos los días, aunque fuese un poquito. Este hábito se fue refinando con el tiempo, convirtiéndose en una herramienta de introspección.

Durante las comidas familiares me dedicaba a escuchar activamente las conversaciones de los adultos, intentando entender cuál era el punto en el que no se comprendían y cómo poder hacer posible ese entendimiento mutuo. Observaba atentamente la etología humana con mucha curiosidad y consciencia, como una herramienta de autoconocimiento y mejora como ser humano, intentando escudriñar el funcionamiento de la mente.

Estas fueron, sin saberlo, mis primeras prácticas relacionadas con mi mayor pasión en la vida: ayudar a personas a entenderse a sí mismas y a los demás para sanar.